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La creación artística es una actividad generadora de conocimiento, con unas exigencias metodológicas propias que atienden a la producción, análisis e interpretación artísticas, aunando creación e investigación.
La integración de la producción artística en el contexto cultural es la que permite una regeneración de las capacidades simbólicas, así como la permanente reelaboración de los parámetros estéticos que la constituyen, contribuyendo e influyendo en la manera de percibir, sentir y conceptualizar los valores que rigen en una sociedad.
Los contextos sociales en la tercera cultura implican una interrelación mucho más sistémica. Eso precisa la incorporación a nuestro contexto cultural de sujetos altamente responsables, creativos y con gran capacidad de análisis del entorno.
La educación e investigación artísticas han de entenderse como unas actividades interdisciplinares que ponen en juego los recursos perceptivos, emocionales y conceptuales que incumben al ciudadano, procurando un mayor y mejor nivel cultural, una integración en los contextos, un conocimiento responsable para contribuir al enriquecimiento del patrimonio cultural y a su transmisión.
En este nuevo contexto, la figura del/a artista como profesional o investigador/a, integrado en equipos interdisciplinares, se perfila como una de las más sólidas salidas profesionales.